Factores que alcalinizan y acidifican el cuerpo

En esta vida que llevamos tan estresada y acelerada, uno de los principales factores que provocan el mal funcionamiento de nuestro cuerpo es la mala alimentación.

Los alimentos que ingerimos, en función de su calidad y cantidad de nutrientes que contienen (hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas) pueden derivar en ácidos o alcalinos.

Para que el cuerpo funcione de manera óptima, el pH de la sangre debe ser ligeramente alcalino entre 7,40 / 7,45 de pH.

Podríamos decir que la dieta alcalina se compone de aproximadamente de un 80% de alimentos alcalinos y un 20% de alimentos ácidos.

El problema no es que nuestro cuerpo se acidifique o alcalinice, ya que nunca se llega a alcalinizar ni a acidificar (sólo en determinadas situaciones de gravedad), sino que tiene que trabajar extra para mantener el pH, debido a las cargas ácidas o alcalinas que recibe, especialmente mediante la alimentación. Si nuestra ingesta es ácida en su balance diario y persistente en el tiempo (lo cual es lo más normal con la dieta actual) el cuerpo se ve sometido a sobrecarga continuada. Como consecuencia, esto es lo que ocurre en nuestro organismo:

  • Uno de los principales minerales para neutralizar la acidez en la sangre es el calcio por lo cual si nuestra alimentación es ácida, usará éste mineral quitándoselo a los huesos, dientes y tejidos para neutralizar esta acidez, pudiendo ocasionar una desmineralización de nuestro organismo que contribuya a ocasionar problemas y apareciendo las enfermedades tales como: osteoporosis, caries, uñas frágiles y quebradizas, anemia, debilidad, problemas digestivos, Candidiasis, etc.
  • Obligamos a los pulmones a respirar más frecuentemente para eliminar gas carbónico y con ello ácido, lo cual favorece la ansiedad y la incapacidad de relajarse.
  • Pueden producirse pérdidas de potasio y magnesio que favorecen la hipertensión arterial.
  • Hay una mayor producción de radicales libres, que favorecen la oxidación y el envejecimiento. Y un largo etcétera…
  • Por lo tanto, debemos intentar  no ingerir alimentos que aportan acidez al organismo, y sí alimentos que aportan alcalinidad.

Hay que tener en cuanta que los alimentos no son ácidos o alcalinos según su sabor. Por ejemplo, el limón a pesar de su sabor ácido no aporta acidez al cuerpo, por el contrario, es uno de los alimentos más alcalinos

La lista de los alimentos que más acidifican el cuerpo, favorecen la aparición de muchas enfermedades y que deberían evitarse, son los siguientes: Azúcar refinado y todos los productos refinados y procesados en los que está incluido – Alcohol – Tabaco – Harina refinada y todos sus derivados (pasta, pan, galletas…) – Carne – Leche de vaca y todos sus derivados – Sal refinada – Margarinas – Todos los productos procesados que contengan conservantes, colorantes, estabilizantes, etc.

Alimentos que ayudan a que nuestro cuerpo se mantenga en un estado ligeramente alcalino y por lo tanto, es recomendable que sean incluidos a diario en nuestra dieta diaria son: Todas las verduras crudas (a pesar de que hay verduras que son ácidas, estas contienen las bases necesarias para que dentro de nuestro organismo favorezcan la alcalinización del medio) – Toda la fruta cruda (el limón por ejemplo, a pesar de que es muy ácido de sabor, una vez que está dentro de nuestro cuerpo tiene un efecto alcalino) – Las semillas y los frutos secos (sobre todo las almendras) – El mijo – Las plantas verdes y con alto contenido en clorofila (algas, aloe vera, etc.)  La sal de mar – El agua. El agua es muy importante para el organismo. Es necesario beber como mínimo 1 litro y medio de agua al día y si es alcalina mejor.

Otros factores que también deben tenerse en cuenta son:

El ejercicio físico, el deporte,  hace que sudemos, aumenta la oxigenación corporal, moviliza el sistema linfático. Y al hacerlo nos ayuda a estar alcalinos y a mantenernos así. El ejercicio nos permite eliminar las toxinas del cuerpo, eliminar la acidez del tejido graso. También es importante para fortalecernos y ganar flexibilidad, para fortalecer el sistema cardiovascular, los huesos y las articulaciones. Mejora el metabolismo, la presión sanguínea, equilibra el nivel de triglicéridos en sangre y los niveles de insulina, mientras que el sedentarismo tiene el efecto contrario.  Un cuerpo vago o sedentario realiza sus funciones con mucha más lentitud. Hacer deporte adaptado a la edad y el nivel de preparación de cada uno para mantener el cuerpo vivo.

Un  estado emocional en equilibrio es muy importante, la toma de conciencia de nuestro estado emocional, facilita las defensas del cuerpo. Mens sana in corpore sano, y viceversa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud implica bienestar físico y psíquico, así como bienestar ambiental y social. El estrés emocional provoca que ciertas hormonas nos tensionen y dejen residuos en el organismo.

Las emociones pueden provocar aún más acidez que lo que comes o bebes. Las emociones negativas provienen de muchos sitios y tienen muchas formas. Incluyen pensamientos, sentimientos, experiencias, problemas de la vida. Todos ellos causan estrés y éste genera mucho acido en el cuerpo. Por eso es importante trabajarse todos estos aspectos. Lo que ingerimos, bebemos y nuestras emociones, son importantes para recuperar nuestro equilibrio interior. Evidentemente, si no cuidamos el aspecto mental, emocional y espiritual, solucionando nuestros conflictos como la falta de autoestima, el orgullo, ira, miedos, etc, difícilmente alcanzaremos ese estado alcalino y también nos costará mantenerlo.

Los pensamientos negativos consumen muchísima  energía, agotan el cuerpo. Así es como las emociones negativas pueden llegar a enfermarnos, ya que provocan la acidificación.

Ya sabemos de qué manera afectarán a nuestro organismo, tanto alimentos, como pensamientos, ejercicio, estilo de vida en general. Ahora que somos conscientes de lo que nos hace daño y de lo que nos beneficia  deberíamos ir cambiando esos hábitos de años poco a poco.

Así que como decía Confucio: Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.

Diferencia entre artrosis y artritis

Las enfermedades de las articulaciones como la artrosis y la artritis son de las enfermedades crónicas más habituales.

A pesar de que la artrosis y la artritis son enfermedades tan comunes, es habitual confundirlas o referirse a ellas como si fueran una única enfermedad, pero lo cierto es que son enfermedades diferentes, con síntomas y procesos diferenciados.

¿Qué son la Artrosis y la Artritis?

La artrosis es una enfermedad crónica y degenerativa provocada por la destrucción del cartílago articular, que es el tejido elástico y firme que recubre los extremos de los huesos y que, unidos, forman la articulación.

La artritis, en cambio, es la inflamación de las articulaciones causada por una alteración de la membrana sinovial, que es la capa que recubre toda la articulación y que permite que se produzca movimiento gracias al líquido sinovial.

¿Cuáles son las causas de la Artrosis y la Artritis?

Los factores más importantes que intervienen en la aparición de la artrosis son:

Edad: La edad es una de las causas que tiene una relación más directa con la artrosis. Es por este motivo que es una enfermedad asociada con el envejecimiento y con las personas mayores.

Género: A partir de los 55-60 años, la edad en que la artrosis empieza a ser mucho más frecuente, ésta afecta de modo significativo a las mujeres e incluso puede llegar a ser más severa y afectar a un número mayor de articulaciones que a los hombres.

Actividad profesional y actividad física: La sobrecarga de las articulaciones y los movimientos repetitivos están estrechamente ligados con la aparición de la artrosis. Así, determinadas profesiones como por ejemplo los que utilizan mucho las manos o los deportistas profesionales como los futbolistas, tienen más riesgo de padecer artrosis.

Genéticas: Aunque no se conoce exactamente la influencia del componente genético sobre la enfermedad, se le atribuye entre el 50 y el 60% del riesgo de padecer artrosis.

Obesidad: Son numerosos los estudios que demuestran la relación entre obesidad y artrosis de cadera, rodilla y manos. La explicación más aceptada es que el sobrepeso aumenta la presión sobre las articulaciones y esto afecta negativamente al cartílago articular.

Por otro lado, en la artritis las causas más significativas son:

Género: La artritis también es mucho más frecuente en mujeres que en hombres, y, aunque puede aparecer a cualquier edad, afecta sobre todo a mujeres de 40 y 50 años.

Postraumáticas: Un golpe en una articulación puede provocar una alteración de la membrana sinovial, de manera que aumente la cantidad de líquido sinovial en la articulación, produciendo inflamación y dolor.

Infecciones: En ocasiones, ocurre que virus y bacterias son capaces de llegar hasta nuestras articulaciones. Si nuestro organismo no puede combatirlos, éstos se desarrollan, causando la aparición de artritis.

Inmunológicas: Las células de nuestro organismo que tienen la función de defendernos de la agresión de agentes externos, dejan de reconocer como propios algunos de los componentes de nuestro organismo, y actúan, en este caso, contra la membrana sinovial, produciendo inflamación crónica. Es el caso de la Artritis Reumatoide.

¿A quién afecta la Artrosis y la Artritis?

La artrosis es una enfermedad que es mucho más común en mujeres que en hombres y que está estrechamente relacionada con el envejecimiento. Es por este motivo que afecta principalmente a gente mayor. Aún así, no todas las personas mayores la padecen y existen otros factores que pueden determinar la aparición de artrosis.

A diferencia de la artrosis, que tiene una relación clara con el envejecimiento, la artritis puede afectar a personas de cualquier edad. Desde personas jóvenes hasta ancianos. Según un estudio de la Coordinadora Nacional de Artritis, un 61,7% de los enfermos entrevistados tienen una edad comprendida entre los 26 y los 55 años.

¿En qué articulaciones son más frecuentes la Artrosis y la Artritis?

Las localizaciones más frecuentes de la artrosis son las manos, la columna, la cadera, las rodillas y el primer dedo de los pies. Rara vez aparece artrosis en otras articulaciones.

La artritis, en cambio, afecta a un número mayor de articulaciones, siendo frecuente en muñecas, nudillos, dedos, manos y pies, codos, hombros, caderas y también rodillas y tobillos.

¿Cuáles son los síntomas de la Artrosis y la Artritis?

Los síntomas que tienen en común la artrosis y la artritis son el dolor y la rigidez.

En la artrosis, el dolor es de tipo mecánico, es decir, que aparece cuando sometemos a las articulaciones a un esfuerzo como estar de pie, caminar o alguna actividad con las manos. Por lo tanto, el dolor empeorará con el movimiento pero se aliviará con el reposo. En cambio, en el caso de la artritis, el dolor suele durar durante toda el día, empeora con el reposo y es más intenso durante la noche.

En cuanto a la rigidez articular, en la artrosis suele ser local, pasajera, ya que se alivia rápidamente con el movimiento y suele limitarse solo a la articulación afectada. En la artritis, por el contrario, la rigidez es más generalizada, es más intensa al levantarse y no remite tan fácilmente, ya que suele durar más de media hora.